Capítulo 2: Historia de mi perra África

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¿Tú también tienes un perro con una historia increíble y has podido adoptar? Mi perra África se llama así porque es de Senegal. La conocí de cachorro cuando estuve de cooperante en el Instituto Jane Goodall España (IJGE) y estudiando mi doctorado allí. Un día, Emma, compañera del IJGE encontró a dos cachorros, sin su madre, cuando dos niños les estaban pegando con unos palos. Así que les cogió y buscó una familia local adoptante. Se les pusieron los nombres de Ker y Touba, si los juntas es el nombre de unas galletas caseras del lugar.

Mientras los cachorros crecían nos los encontrábamos por la aldea y se acercaban moviendo el rabito para que les acariciásemos. Llegó un momento en que Ker y Touba nos siguieron hasta el lugar donde trabajábamos. Entonces venían solos y cada vez pasaban más tiempo con nosotros. Al poco tiempo, les acompañó un tercer perro amigo, Maffe.

 

Maffe

 

En el poblado donde vivíamos, generalmente a los locales no les gustaban los perros y les tiraban piedras para que se fueran. De manera que nuestro centro de trabajo se convirtió en una especie de refugio para los tres perros. Con el tiempo, Maffe empezó a ladrar a los locales que venían al centro. En ocasiones, marcaba los tobillos de algunos locales. Esto se convirtió en un conflicto con las personas del poblado y su solución era matarle. De manera que la alternativa que encontramos para que siguiese con vida era adoptar a Maffe en España.

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Mi perra África se llama así porque es de Senegal.

La conocí de cachorro cuando estuve de cooperante allí. _________________________________________________________________________

 

Gracias a la ayuda de una voluntaria que ya estaba en España, Bárbara, que consiguió auxilio de una ONG que ayudaba a perros y gatos de la calle, Animal Rescue League (ARL) en Dakar (ahora Ligue pour la protection des Animaux Dakar). Vicky era la presidenta de la ONG y la salvación. La fortaleza de estas dos mujeres son una lección de vida y una gran esperanza para poder hacer posible lo imposible, salvar vidas en entornos sin recursos. Nunca podré agradecérselo lo suficiente. La solución era llevar a Maffe a Dakar, a la otra punta del país, para que estuviese en una casa de acogida mientras se realizaban todos los preparativos para poder llevarle a España con su nuevo adoptante, Bárbara.

Así que de inmediato se puso el plan en marcha. Emma consiguió dos billetes de autobús nocturno para Dakar. Si pagábamos el billete del perro nos dejaban llevarlo en un asiento. Lili, directora de investigación del IJGE, tenía un transportín de tela donde poder llevar a Maffe. Álvaro, veterinario, me aconsejó medicación por whatsapp desde España, para que el perro fuera más tranquilo. Hice lo que pude para habituarle al transportín y cordel de forma express, a un perro que no sabía ni lo que era una correa y al que no cogíamos para no presionarle.

Y la aventura comenzó, con Maffe en el transportín, sobre una moto, conmigo y el conductor Moussa durante dos horas, que parecieron cuatro, por caminos de tierra, agua y baches que hicieron parar varias veces para no perder al perro por el camino. Hasta que por fin, llegamos a la ciudad donde salía el autobús hacia la capital.

 

Moussa, Mónica y Maffe en el transportín sobre una moto

 

Afortunadamente el conductor del autobús y los pasajeros se tomaron con humor que Maffe Diallo, en la lista, fuese un perro. En el viaje nocturno, Maffe iba tranquilo en el asiento de al lado hasta que se puso muy nervioso a mitad de camino. Comenzó a morder el trasportín cada vez con más fuerza y a mí me daba miedo que lo rompiese al ser de tela. En este viaje no había ninguna gallina, ni cabra dentro del autobús así que una explicación podría ser que necesitase hacer pis o caca pero ya habíamos pasado la parada de descanso. Así que tuve que pedir a Antares, otro compañero del IJGE, si podía decir al conductor que parase un momento el autobús. Ante la sorpresa de los pasajeros, bajamos el trasportín y Maffe, sujeto con el cordel, hizo un pis enorme en la calle. El resto del viaje el perrín fue durmiendo. Cuando llegamos a Dakar, de madrugada, tuve la suerte de que el taxista aceptase al perro en el coche. Al llegar al destino y abrirnos la puerta Vicky, con una sonrisa, a pesar de estar llenos de polvo de más de 24 horas de viaje, fue tal la sensación de salvación que miré a Maffe y le dije: “por fin, estás a salvo” (ver su historia en: www.facebook.com/savingmaffe/).

 

Maffe con Vicky

 

Mientras, Touba había tenido cachorros en el centro de trabajo, a pesar de los esfuerzos por esterilizarla. Entonces empezó a atacar también a los locales para defender a sus crías. En cuanto los cachorros se destetaron, Emma la llevó a ARL para su esterilización. Una vez en la capital, tuve que tomar la decisión, gracias a mi familia humana, de adoptarla y llevarla a España, al igual que Maffe. Así que ya se quedó en Dakar en una casa de acogida con Vijaya y Sarah para su recuperación y todos los trámites necesarios. Y menos mal que se quedó en Dakar porque la perra se abrió los puntos una noche y su veterinaria Anabella le salvó la vida con una reanimación de urgencia.

 

África recién esterilizada y Mónica en la casa de acogida

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Gracias a la ayuda de Bárbara, Vicky y muchas personas

que habéis colaborado, África está viva

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Ker, hermano de Touba, fue adoptado por Lili, que vivía en el poblado, ya que él se comportaba bien con los locales. Gracias a los voluntarios del IJGE se encontraron familias locales adoptantes en la aldea vecina, amables con los perros, para los cachorros de Touba. A Touba hubo que cambiarle el nombre para el papeleo internacional y la llamé África porque es su origen y un recordatorio personal de ayudar a un continente explotado, donde los países ricos extraen las materias primas para manufacturarlas en Occidente y enriquecerse mientras los africanos son cada vez más pobres.

 

Ker, el hermano de Touba

 

Gracias a ARL y nuestro ángel de la guarda, Vicky, África se fue recuperando. Tuvimos que hacer un crowdfunding porque eran muchos gastos: papeles para llevarla a España, pruebas veterinarias y vuelo. Gracias a todos los que nos ayudasteis y habéis hecho posible este milagro. Eran necesarios más meses para comprobar que África había desarrollado los anticuerpos de la rabia y yo tenía que regresar a España. Meses más tarde, todo estaba preparado y África pudo volar a España en la compañía de dos amigos de ARL, Denis y Bob. Cuando recogimos a la perra en el aeropuerto no me lo podía creer,  ¡África se había salvado y ya estaba conmigo!, fue muy emocionante. Desde aquí quiero agradecer a todas las personas, muchas, que habéis hecho posible lo imposible.

 

África en España

 

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