Por desgracia tengo que comunicaros que Sumi falleció el jueves, 19 de abril. Todo ha sido muy rápido. Hace 2 semanas le llevé al veterinario para la vacuna pero en los 2 últimos días había dejado de jugar. Nuestra veterinaria, de forma muy inteligente, decidió no vacunar y tratar posible dolor por la edad con antinflamatorio. A la semana, Sumi seguía sin jugar así que retiraron la medicación y le hicieron analítica de sangre. Ese día dejó de comer lata. Los resultados de la analítica mostraron que todo estaba bien así que programaron una ecografía. Sin embargo, a los tres días, dejó de comer pienso y, más tarde, de beber agua. Inmediatamente, este miércoles fuimos al veterinario donde le pusieron suero y empezaron las pruebas más complejas. En la ecografía encontraron nódulos en el pulmón. Tras radiografía, punción y TAC encontraron tumor carcinoma y metástasis en los pulmones. No había cura, no quedaba mucho tiempo. Sumi no se encontraba bien. Los veterinarios dijeron que en cualquier momento podría sufrir una asfixia por ahogo. No queríamos que sufriera así que decidimos eutanasiar. Tengo que dar las gracias a nuestras veterinarias porque son extraordinarias. Antes pudimos estar en una sala más tranquila, calmarle y darle todo nuestro cariño. Sumi no paró de ronronear y con cada caricia de la familia nos amasaba con su patita delantera. Se fue tranquilizando y se quedaba dormido, estaba agotado.
Cuando ocurre algo así te haces muchas preguntas, como si Sumi ha sido feliz. Mi hermano le encontró de cachorro en la calle, en una esquina, con sus últimas fuerzas. Tenía una de las patas traseras rota y no se podía mover. Con el tratamiento veterinario se fue recuperando poco a poco, a nutrirse y coger fuerzas. Y con calcio se le soldó el hueso sin necesidad de intervención. Desde entonces hemos intentado darle todo lo mejor: buena alimentación, latitas favoritas, juegos, escondites, alturas, acceso a mirar por ventanas, camas con sus mantas favoritas, zonas para marcar y mucho cariño. Sumi destacaba por ser muy cariñoso y juguetón. Por las mañanas le encantaba jugar mientras hacía la cama. En varios momentos del día jugábamos al pilla pilla y a cazar al ratón de juguete. Con Juana jugaba también al pilla pilla. Estaba todo el rato con nosotros, cerca, y sobre todo, buscaba contacto. Cuando estaba en el ordenador siempre me acompañaba, sobre mi regazo. Al llegar a casa, venía a saludar correteando y maullando. Aprendió de Juana a maullar y al estimularlo llegó a decir su característico “gang, gang”. Le gustaba que le dijéramos su nombre con mucha entonación. Siempre estaba con nosotros salvo sus siestas al sol, que le encantaban, tanto en invierno como en verano. Si nosotros nos tumbábamos, él se acercaba y se hacía un ovillo en nuestro vientre, siempre con contacto y ronroneando. No he conocido otro animal tan agradecido, amoroso y juguetón. Buscando cosas que le hicieran feliz, al final, era él quien nos hacía felices a nosotros. De pequeño tenía miedo a las personas que no conocía y con el tiempo él solo lo fue superando. Llegó a tratar a las visitas como a un miembro más de la familia, salía a saludar y buscaba contacto.
Todo homenaje se queda pequeño para Sumi. Aunque no tenga imágenes seguiré contando sus historias porque sigue siendo uno de los protagonistas de este blog. Solo puedo darle las gracias por todo su amor. Siempre estará en nuestros corazones.