Tranquilidad, comprensión, juego terapéutico y confianza fueron claves para que mi perra aprendiera a gestionar el miedo a personas que no conocía. Te lo explico con más detalle a continuación.
Cuando África llegó a España tenía miedo de cosas que no había visto antes: un ascensor, un espejo, un arnés, tráfico… Se había criado en una aldea de Senegal y no se había acostumbrado a este tipo de elementos urbanos de España porque allí no había. Puedes leer su historia en este post ya publicado.
Además, África tenía miedo de personas que no conocía. Su experiencia con desconocidos desde que nació fue negativa. En la zona donde se crió la mayoría de personas le tiraban piedras o le perseguían con un palo. Y la reacción de Afri ante esas situaciones era quedarse inmóvil, congelada, con lo que sufría los golpes.
Al llegar a Madrid, África se asustaba de las personas que no conocía también. Se agachaba, echaba las orejas hacia atrás, su cuerpo se orientaba hacia atrás y el rabo lo metía entre las patitas. Sus ojos se abrían más y las pupilas crecían. Miraba de forma mantenida a la persona y seguidamente cuando buscaba por donde huir. En España sí se alejaba de lo que le asustaba. También se lamía el hocico de forma repetida. Y jadeaba. Hay perros que cuando tienen miedo pueden salivar mucho o incluso orinar y defecar de miedo.
Cuando veía a una persona empezaba a asustarse. Si esa persona se acercaba el miedo aumentaba. Si se encontraba con un grupo de personas se asustaba mucho. Y con los niños huía corriendo.
Gracias a mis estudios y experiencia en etología comencé a trabajar con Afri. De todas las herramientas utilizadas me gustaría destacar las siguientes porque creo que fue lo que más le ayudó:
- Comenzamos con paseos a horas y zonas lo más tranquilas posibles. A primera hora de la mañana no había mucha gente en la calle. Y caminábamos por calles más tranquilas.
- Observaba a Afri para comprender qué necesitaba y dárselo. Por ejemplo, por ciertas calles ella se pegaba a las paredes de los edificios así que así lo hacíamos. Si se asustaba y quería regresar a casa volvíamos a casa para que se sintiera segura. Al ver a alguien, se alejaba, así que le acompañaba en ese movimiento. Eran formas que ella necesitaba hacer para gestionar ese malestar y yo le acompañaba.
- Enseñé a África juegos en casa y los disfrutamos. Después esos juegos los trasladamos a la calle para que le ayudaran a gestionar dichos miedos. Uno de ellos fue buscar premios en el suelo. Cuando lo hicimos en la calle le ayudó para que después ella empezara a olfatear en el paseo, aunque hubiesen personas lejos.
- Los últimos pasos de este proceso de gestión del miedo, fue el contacto con las personas que no conocía. Gracias a que hizo amigos perros fue conociendo poco a poco a sus familias. Ella les observaba. Jugaba con otros perros delante de sus familias. Con el paso del tiempo le ofrecieron premios. Al comprobar que no eran una amenaza para ella llegó el momento del contacto, de la caricia. Pasada esa barrera Afri ya confía y pasa a pedir las caricias ella.
Con mis amigos y familia lo que hice fue pasear cuando les tenía que presentar. Primero con distancia de ellos. Cuando África veía que no suponían una amenaza íbamos acortando la distancia poco a poco. Mis seres queridos le ofrecían premios. Y poco a poco África iba cogiendo confianza. Una vez superada la barrera del miedo, la perra confía, e incluso, te pide caricias con frecuencia.

De manera, que si tu perro tiene miedo a personas que no conoce no le expongas a personas, no le fuerces. Prueba a evitar aquello que le da miedo para que no empeore. Y por otro lado, obsérvale, comprende lo que necesita, enséñale herramientas respetuosas que le ayuden a gestionar dicho miedo, ver que otras personas no son una amenaza y pueda coger confianza.
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